Revelar la homosexualidad
La religión, la medicina y la ley crearon las condiciones para que la violencia hacia las personas de los sectores LGTBI y de las diversidades de géneros y cuerpos se exacerbara a lo largo del siglo XIX. Desde mediados de dicho siglo en Europa y Estados Unidos sobresalieron las discusiones sobre la sexualidad, lo que provocó la criminalización de prácticas sexuales que se salieran de la heterosexualidad. En coincidencia con esta dinámica internacional, el Código Penal colombiano de 1890 dispuso que «la persona que abusare de otra de su mismo sexo y si esta lo consintiere, siendo púber, sufrirá de tres a seis años de reclusión».
El Código Penal de 1936 instituyó el
delito de acceso carnal homosexual, tal como había sido adoptado en gran parte
del mundo. En el artículo 323 del título XII, «De los delitos contra la
libertad y el honor sexuales», capítulo IV, «De los abusos deshonestos», se
estableció: “El que ejecute sobre el cuerpo de una persona mayor de diez y seis
años un acto erótico-sexual, diverso del acceso carnal, empleando cualquiera de
los medios previstos en los artículos 317 y 320, estará sujeto a la pena de
seis meses a dos años de prisión. En la misma sanción incurrirán los que consumen
el acceso carnal homosexual, cualquiera que sea su edad”.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, en la
década de 1950, la persecución a la homosexualidad aumentó, debido a la
naciente figura del «delincuente sexual». Esto era un reflejo de la
penalización que englobaba en especial a los hombres homosexuales y las
personas que se travestían. A su vez, en Europa crecieron corrientes que
intentaron «explicar» la homosexualidad desde la psicología; en consecuencia,
se redujo la criminalización, pero aumentó la patologización.
Muchas personas de los sectores LGBTIQ+ fueron
seleccionadas para ser chivos expiatorios de las guerrillas, en especial del
Movimiento 19 de Abril (M-19) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN),
durante los estados de sitio; la fuerza pública usaba a los hombres gais: En
ese momento se pensaba que en las guerrillas había líderes homosexuales y el
Ejército hizo cosas tenaces: les ponían como anzuelo a soldaditos que no eran
gais y a algunos los detuvieron mientras estaban “culiando”. Eran formas muy aberradas
de acorralar al enemigo. Por eso, en la primera marcha del orgullo homosexual se
hicieron carteles al respecto; Aunque la despenalización de la homosexualidad
en Colombia ocurrió en 1980, en la práctica continuó la represión, sobre todo
por parte de la fuerza pública.
El comportamiento de la fuerza pública
era muy horrible, porque metían a los homosexuales a la cárcel, los ponían a
hacer el aseo, otras veces nos bañaban con agua en el comando o desnudos a la
salida hacia Monserrate, en Bogotá.
Tomado de entrevista 257-VI-00001, realizada a Manuel
Antonio Velandia Mora, hombre marica, exiliado e investigador social, por la
Comisión de la verdad.
«Me reclutaron para, supuestamente,
volverme hombre, porque no estaba bien visto un marica en el pueblo, porque uno
iba a dañar a los demás. Luego sufrí violencia sexual y tortura, aporreones,
como dice uno. Primero me penetró ese comandante, que era una persona muy
sádica y le gustaban los niños. Después de que se sació conmigo, me dejó a
merced de todos sus hombres».
Entrevista 257-VI-00001, realizada a mujer
trans, lideresa y estilista, por la Comisión de la verdad.
Fotografía e instalación de Manuel Velandia.
Procesamiento sobre imágenes en su versión de 2019. Lugar: Bogotá, Colombia. Velandia
es Ganador de la Beca Idartes de apropiación de Bogotá Diversa dirigida a los
sectores sociales en la categoría víctimas del conflicto armado colombiano.
Reveal homosexuality.
Religion, medicine,
and the law created the conditions for violence against people from the LGTBI
sectors and the diversities of genders and bodies to be exacerbated throughout
the 19th century. From the middle of that century in Europe and the United
States, discussions about sexuality stood out, which led to the criminalization
of sexual practices that deviated from heterosexuality. Coinciding with this
international dynamic, the Colombian Penal Code of 1890 provided that "the
person who abuses another of the same sex and if she consents to it, being
pubertal, will suffer from three to six years in prison."
The Penal
Code of 1936 instituted the crime of homosexual carnal access, as it had been
adopted in much of the world. In article 323 of title XII, "Of crimes
against sexual freedom and honor", chapter IV, "Of dishonest
abuse", it was established: "Anyone who executes on the body of a
person older than sixteen years an erotic-sexual act, other than carnal access,
using any of the means provided for in articles 317 and 320, will be subject to
a penalty of six months to two years in prison. Those who consume homosexual
carnal access will incur the same sanction, whatever their age.
After World
War II, in the 1950s, the persecution of homosexuality increased, due to the
emerging figure of the "sex offender." This reflected the
penalization that included especially homosexual men and people who
cross-dressed. At the same time, in Europe currents that tried to
"explain" homosexuality from psychology grew; consequently,
criminalization was reduced, but pathologization increased.
Many people from the sectors LGBTIQ+ were selected to be scapegoats for the guerrillas, especially the April 19 Movement (M-19) and the National Liberation Army (ELN), during the states of siege; the public forces used gay men: At that time it was thought that there were homosexual leaders in the guerrillas and the Army did tenacious things: they baited little soldiers who were not gay and detained some of them while they were “fucking”. They were very aberrated ways of cornering the enemy. That is why, in the first homosexual pride march, posters were made about it; Although the decriminalization of homosexuality in Colombia occurred in 1980, in practice the repression continued, especially by the public forces.
The
behavior of the public forces was very horrible because they put homosexuals in
jail, made them clean up, other times they bathed us with water in command or
naked on the way out to Monserrate, in Bogotá.
Taken from interview
257-VI-00001, conducted with Manuel Antonio Velandia Mora, a queer man, exiled
and social investigator, by the Truth Commission.
«They
recruited me to, supposedly, become a man, because a fag was not well seen in
the town, because one was going to harm the others. Then I suffered sexual
violence and torture, beatings, as one says. First, I was penetrated by that
commander, who was a very sadistic person and liked children. After he had his
fill with me, he left me at the mercy of all his men ».
Interview 257-VI-00001, conducted with a trans woman, leader, and stylist, by the Truth Commission.
Photography and installation by Manuel Velandia. Processing on images in its 2019 version. Place: Bogotá, Colombia. Velandia is the Winner of the Idartes Scholarship for appropriation of Bogotá diverse aimed at the social sectors in the category of victims of the Colombian armed conflict.
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